En determinadas situaciones la intensidad de la luz del ambiente, de acuerdo a la sensibilidad de la película utilizada, no es la suficiente para poder trabajar con una velocidad rápida o bien tenemos una óptica no muy luminosa y no podemos/no tenemos o no nos dejan usar el flash ni podemos agregar luces adicionales; en estos casos podemos aplicar la técnica del "forzado".
Forzar una película, desde lo técnico, significa: subexponerla y luego sobrerevelarla.
En la cámara debo ajustar el selector de sensibilidades al valor decidido y en el caso de poseer un sistema de lectura automático de la sensibilidad (Código DX), o bien modifico el código de barras del chasis o puedo modificar el valor del ajuste desde el dispositivo de compensación de la exposición (tecla o botón que posee el símbolo +/-) y lo colocamos en -1, -2 ó -3; luego en el momento del revelado deberenos ajustar el tiempo del mismo en base a ese factor.
Dicho esto, está de más recordar que deberemos exponer la totalidad del rollo a la misma sensibilidad no pudiéndola variar según la necesidad del momento.
Este sencillo hecho hace que inevitablemente el contraste y el tamaño del grano (técnicamente hablando, la granularidad) aumente y lógicamente se hagan más apreciables y evidentes a medida que la exigencia hacia la película sea mayor; por ello se aconseja que el forzado siempre se realice al menor valor posible.
Ese mínimo valor posible habrá de estar dado por diferentes aspectos de la escena, por el tipo de fotos que se pretendan realizar (aquí confluyen por un lado la profundidad de campo y la velocidad de obturación necesaria).
Como regla general, salvo indicaciones específicas dadas por los fabricantes, toda película puede "forzarse" tantos puntos como latitud posea, pero en las situaciones más exigidas o sea cuando se fuerza al máximo, suelen aparecer problemas con el contraste del motivo y la interpretación que hayamos hecho del mismo: caso típico son las fotografías nocturnas callejeras en donde la gran diferencia existente entre luces y sombras es muy grande y es casi imposible poder resolverlas de manera ideal.
Algunos autores sostienen que por cada punto de forzado el incremento del tiempo del revelado debiera ser de aproximadamente de un 30 % más que el del tiempo establecido para su sensibilidad nominal; por lo que se podría presumir que cualquier película se puede usar y también cualquier revelador.
Lamentablemente no es lo aconsejable, más allá de que no esté prohibido.
Hay películas y reveladores que se adecuan mejor y que tratan de mantener una calidad final más que aceptable.
La tabla de tiempos que se adjunta es el punto de partida para empezar a experimentar, dado que si bien todas las combinaciones han sido probadas (incluso la mayoría son los tiempos aconsejados por los fabricantes), los resultados visuales, más allá de la aparición de la imagen, varían entre ellos si lo analizamos como un hecho artístico y el efecto como una búsqueda estética.
Lo aconsejable es verificar primero si la película que vamos a utilizar se ajusta al revelador que tenemos en ese momento o debemos munirnos de otro más afín al forzado pretendido.
Y como corolario, tener mucho cuidado en el momento de la medición de la luz: tratemos de visualizar la zona que se encuentre en un medio tono para realizar la lectura con el fotómetro, dado que se nos complicaría realizar un promedio exacto por la gran cantidad de diafragmas de diferencia existentes entre las altas luces y las sombras más profundas. También recordemos que el tipo de lectura que tenga mi fotómetro (puntual, matricial, preponderancia central) podría llegar a incidir en los valores finales de densidad del negativo, por lo cual se hace muy importante la visualización previa de la escena y su real interpretación en función del poder de resolución de la película y del grado de exigencia al cual la estamos sometiendo.